Mi trabajo con la escritura intuitiva empezó a los 16 años. El mundo giraba muy deprisa. Todo en mi entorno se movía a una velocidad que yo me sentía incapaz de seguir, algo en mi me pedía sentarme. Respirar, ser, contemplar.
No comprendía esa llamada, pero la honré y acepté. Y así comenzó mi viaje con la escritura terapéutica.
Empecé a escribir y escribir, sin pensar. Sin ningún objetivo más allá de vaciar todo el ruido mental.  Me di cuenta de que si prestaba suficiente atención, mi Corazón podía ofrecerme todas las respuestas que buscaba.
Mi vida cambió para siempre.

Gané claridad, confianza en mis ideas y en mí misma, perspectiva, calma,  espacio interior y presencia. Pero sobretodo, empecé a sentirme más libre y liviana. La escritura me estaba sanando. Algunas veces trabajaba en heridas concretas de las que ya era consciente, pero otras veces simplemente me abría en canal y florecía en mi interior una luz tan pura que liberaba.

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Desde entonces la escritura intuitiva ha estado presente en mi vida a diario, y por eso me hace especial ilusión facilitar esta Experiencia Anahata.

¡He sentido en mí los beneficios de esta herramienta, y estoy muy feliz de poder compartirla contigo!

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